"No aceptes la admiración de tu perro como una evidencia de que eres maravilloso"
-Ann Landers
INTRODUCCIÓN:
¿Qué delito han cometido los animales para tener que estar encarcelados en un zoo? ¿Por qué los osos y los elefantes son nuestros bufones? ¿Por qué disfrutamos viendo un animal enjaulado? ¿Qué tiene de divertido ver cómo un delfín se somete a las órdenes de un adiestrador? ¿Qué tiene de educativo un zoo en el que se puede ver un animal totalmente consumido por el hastío, la falta de movimiento, la suciedad y el cautiverio? ¿Qué tiene de cultural ver a un toro agonizando? ¿Qué clase de respeto puede sentir un torero por el animal al que va a matar? ¿Por qué los políticos no prohiben los espectáculos de tauromaquia y otros eventos que empleen animales? ¿Por qué no podemos sentir empatía por la humillación, el sufrimiento, el dolor, y el miedo al que sometemos a los animales para divertirnos? ¿Por qué no dejar de instrumentalizar a los animales en zoos, circos y otros espacios de tortura animal? ¿Por qué la tortura es diversión? ¿Por qué esclavizar a un animal obligándolo a ser tu eterno compañero?
¿Por qué somos tan antropocéntricxs?
AL GRANO:
Nuestro ocio, en muchas ocasiones, incluye determinadas actividades como el acudir a zoos, a circos, a espectáculos taurinos, delfinarios, o comprar animales ultimo modelo. No es de extrañar que nos demos a tan morbosos y truculentos "placeres", lo que se puede comprar se puede disfrutar, ¿no es cierto? Pero, nuestras ansias de diversión pueden jugarnos una mala pasada. Puede que en nuestras manos caiga, de repente, cierto artículo, cierto documental, cierta fotografía que despierte nuestra conciencia:
El circo, ese espacio de magia e ilusión que todxs recordamos de niñxs, no es más que un centro de humillación y sufrimiento constantes para los animales que son obligados a entretenernos. Encerrados en jaulas, desprovistos de colmillos y uñas, castigados, entrenados mediante la estrategia del refuerzo negativo, estresados... Así es como viven los animales que luego vemos disfrazados de bufones. Ese es el truco que nadie ve. Lo que venden es la magia.
El zoo, ese espacio que definen como un lugar de investigación y protección de especies en peligro. Ese lugar al que nos llevaban de excursión para aprender sobre el reino animal. Ese lugar no es más que una macro-cárcel donde se hacinan miles de animales salvajes, que viven hastiados, aburridos, sin compañía, en muchas ocasiones. Quienes conciben los zoos como centros de investigación, deberían medir bien sus palabras. ¿Qué seriedad puede adjudicarse a un centro de investigación que ofrece espectáculos de delfines? ¿Que tipo de centro de investigación se lucra vendiendo entradas al público y haciéndo fotos de recuerdo? También hay quienes afirman que los zoos son una buena opción para preservar determinadas especies. Pero, ¿acaso no cumplen esa función de una mejor manera las reservas naturales, donde los animales tienen un contacto mínimo con los seres humanos?
Los espectáculos taurinos, son sin duda, la forma más aberrante de lo que llaman "cultura". ¿Qué decir al respecto que no sea evidente? Ver morir a un toro, ver como empitona a un caballo... Pero el mundo de la tauromaquia incluye otros aspectos que también debemos poner sobre la mesa: en el Estado español, existen decenas de escuelas taurinas donde además de poner en peligro la vida de toros y vaquillas, se pone en peligro la vida de niños y niñas.
Y finalmente, llegamos a los animáles de compañía. Poco a poco, hemos ido observando como esta categoría de "animales de compañía" se ha ido haciendo más y más grande, hasta abarcar todo tipo de animales exóticos. Esto se debe, sobre todo, a que ya no se concibe al animal como un compañero, sino como un accesorio más, como un mero objeto estético sujeto a los vaivenes de la caprichosa moda. Muchos de estos animales, terminan abandonados o sacrificados.
Basta de considerar al ser humano como medida de todas las cosas, es hora de acabar con la visión antropocéntrica que nos ha hecho pensar que éramos lxs amxs del Universo. Somos tan contingenetes como el resto de las cosas que hay en este mundo.
CONSUMO RESPONSABLE:
El único consumo responsable en este campo se basa en el boicot a todo tipo de espectáculos con animales.
AL GRANO:
Nuestro ocio, en muchas ocasiones, incluye determinadas actividades como el acudir a zoos, a circos, a espectáculos taurinos, delfinarios, o comprar animales ultimo modelo. No es de extrañar que nos demos a tan morbosos y truculentos "placeres", lo que se puede comprar se puede disfrutar, ¿no es cierto? Pero, nuestras ansias de diversión pueden jugarnos una mala pasada. Puede que en nuestras manos caiga, de repente, cierto artículo, cierto documental, cierta fotografía que despierte nuestra conciencia:
El circo, ese espacio de magia e ilusión que todxs recordamos de niñxs, no es más que un centro de humillación y sufrimiento constantes para los animales que son obligados a entretenernos. Encerrados en jaulas, desprovistos de colmillos y uñas, castigados, entrenados mediante la estrategia del refuerzo negativo, estresados... Así es como viven los animales que luego vemos disfrazados de bufones. Ese es el truco que nadie ve. Lo que venden es la magia.
El zoo, ese espacio que definen como un lugar de investigación y protección de especies en peligro. Ese lugar al que nos llevaban de excursión para aprender sobre el reino animal. Ese lugar no es más que una macro-cárcel donde se hacinan miles de animales salvajes, que viven hastiados, aburridos, sin compañía, en muchas ocasiones. Quienes conciben los zoos como centros de investigación, deberían medir bien sus palabras. ¿Qué seriedad puede adjudicarse a un centro de investigación que ofrece espectáculos de delfines? ¿Que tipo de centro de investigación se lucra vendiendo entradas al público y haciéndo fotos de recuerdo? También hay quienes afirman que los zoos son una buena opción para preservar determinadas especies. Pero, ¿acaso no cumplen esa función de una mejor manera las reservas naturales, donde los animales tienen un contacto mínimo con los seres humanos?
Los espectáculos taurinos, son sin duda, la forma más aberrante de lo que llaman "cultura". ¿Qué decir al respecto que no sea evidente? Ver morir a un toro, ver como empitona a un caballo... Pero el mundo de la tauromaquia incluye otros aspectos que también debemos poner sobre la mesa: en el Estado español, existen decenas de escuelas taurinas donde además de poner en peligro la vida de toros y vaquillas, se pone en peligro la vida de niños y niñas.
Y finalmente, llegamos a los animáles de compañía. Poco a poco, hemos ido observando como esta categoría de "animales de compañía" se ha ido haciendo más y más grande, hasta abarcar todo tipo de animales exóticos. Esto se debe, sobre todo, a que ya no se concibe al animal como un compañero, sino como un accesorio más, como un mero objeto estético sujeto a los vaivenes de la caprichosa moda. Muchos de estos animales, terminan abandonados o sacrificados.
Basta de considerar al ser humano como medida de todas las cosas, es hora de acabar con la visión antropocéntrica que nos ha hecho pensar que éramos lxs amxs del Universo. Somos tan contingenetes como el resto de las cosas que hay en este mundo.
CONSUMO RESPONSABLE:
El único consumo responsable en este campo se basa en el boicot a todo tipo de espectáculos con animales.
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